martes, noviembre 24, 2009

NO MÁS PIEDRAS EN LA MOCHILA.



Después de la tormenta llega la calma, afortunadamente, pero en ocasiones se hace larga, demasiado intensa para soportarla. Esta noche ha sido una de esas en las que me he despertado automáticamente demasiado pronto para todo, o demasiado tarde, depende de como lo miremos.

Y ha llovido a cántaros en mi interior. Rayos y truenos en mi cabeza. Pensamientos negativos. Vueltas y vueltas. Momentos zen que se evaporaban como la espuma y, finalmente, paseo nocturno, cuál fantasma en su peor día, por el pasillo de casa.

Resquicios del turno de noche que por fin termina.

Dudas, miedos, cadenas pesadas. Atrapada en mí misma como el mosquito que cae en la tela de la araña. El silencio que pesaba como una losa y enmedio yo enfrentándome a un montón de preguntas sin respuesta, ordenando el desorden mental con el que he amanecido antes de hora.

Finalmente, me he refugiado de nuevo en la cama, en el abrazo de las sábanas, en la sensación de hogar, en mi refugio particular. He amanecido por segunda vez a un nuevo día, mucho más despejado, donde he podido tomar decisiones sabias siguiendo lo que dicta mi corazón, rompiendo los esquemas de lo previsto, tirando barreras. Ha sido difícil y muy fácil al mismo tiempo, cuesta dar el paso hasta que se da, y entonces se piensa en que debería haberlo hecho mucho antes. Así que, después de todo este movidón mental que me he montado, por fin, he encontrado la ansiada paz.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

No tengo llamadas perdidas. Has perdido mi número :-)

Lorena dijo...

Musashi: Que guay!!, pues si, los estoy grabando ahora que me he cambiado de compañía y no tenía ninguno ni encontraba la tarjeta antigua, un lio...pero ya tá. Ya estoy como una rosa, aunque he estado dos días chunga, supongo que influye el no dormir...ahora estoy genial. MUA!!!!

Lorena dijo...

Musashi: Me meto donde no me llaman, pero me gusta mil veces más la cebra que el escorpión, tenía que decirlo que si no me daba un yuyu...

Acróbata dijo...

Es curioso como creemos que una fina y delgada tela de lino puede protegernos de los enemigos más poderosos...

Justamente ayer escribía sobre las dudas...

DUDAS

Puedo peinar incansable
dudas inamovibles
que nacieron en algún eclipse
de tus ojos suaves
y las heridas incurables
dejan de ser tangibles
y son tan imaginarias
como mi corazón.


PD: Yo, sin embargo, prefiero el escorpión a la cebra: la cebra intenta camuflarse, parecer lo que no es.. el escorpión se muestra orgulloso...

Lorena dijo...

Acróbata: Es que estás en mi onda. El poema de las dudas, como todos los tuyos, una pasada!, llega y toca.
La tela de la sábana obra milagros con los miedos absurdos que trae la noche. Me sigo quedando con las cebras que los escorpiones pican y envenenan. Besitos!!!!, gracias por todo!.

Acróbata dijo...

Serán miedos absurdos, pero nos ponen los pelos como escarpias, el sudor frío se adueña de nuestro cuerpo y el corazón parece desbocado, como cuando se descubre el primer amor...

Repasando mi blog, veo que también he escrito sobre la protección de las sábanas... un 22 de septiembre... ¿habrá algo de lo que no haya escrito? ;)

DE NIÑO

De niño llegaba a casa
con las rodillas ensangrentadas
pero con una sonrisa en la cara
ahora llego con el alma en llamas
resquebrajándose como una rama
y con mi interior lleno de escarcha.

De niño utilizaba las sábanas
como la más fuerte de las corazas
que me protegían de la nada
ahora derribo todas las barricadas
con el corazón como única arma
ya que no me importa si me lo dañan
lo cubrí con un chaleco antibalas.

De niño siempre me sonrojaba
y acababa con mi huidiza mirada
contando las piedras de la calzada
y ahora... lo mismo me pasa...

Más besonrisas...

Lorena dijo...

"Tal vez en lugar de crecer,necesitemos empequeñecernos para poder mirar aquello que llamamos realidad con los ojos de un niño".
Liz Greene.

Pd: ¡Son tan bonitos tus poemas!¡tanto,tanto!

Acróbata dijo...

Me ha encantado la frase...

Gracias. Muchas gracias.

Más besonrisas...

Lorena dijo...

Acróbata: Gracias a ti por venir aquí cada noche.